Como es de conocimiento público, desde el día 5 de marzo,
los pueblos urus del lago Poopó, particularmente las comunidades de
Llapallapani y Vilañique han emprendido una marcha hacia la ciudad de La Paz,
en demanda de un reconocimiento del lago Poopó como un área propio de los urus.
En este marco, los dirigentes de la marcha solicitaron un apoyo del Centro de
Ecología y Pueblos Andinos CEPA, apelando a la vocación humanitaria y de
servicio que tiene nuestra institución a favor de los derechos humanos y,
principalmente, de los pueblos originarios.
El mencionado apoyo consistió en un modesto aporte con
algunos alimentos y medicamentos, que obviamente se necesitan en este tipo de
movilizaciones. Gran parte de la marcha, como pudieron evidenciar algunos
dirigentes sindicales de la población de Caracollo, así como funcionarios de
salud de la misma localidad, carecía de asistencia de cualquier tipo, siendo
llevada adelante con el propio esfuerzo de los comunarios urus. Todas estas
personas demostraron su solidaridad con los marchistas ofreciéndoles algunos
víveres y atención médica.
Sin embargo, nos quedamos sorprendidos con las
declaraciones ante la prensa de un dirigente de una de las comunidades Uru que
no participa en la marcha, en cuya argumentación se indicaba que el CEPA
estaría financiando la marcha. Desconocemos las intenciones de tales
declaraciones; por tanto, cabe desmentir las mismas, ya que, lo recalcamos una
vez más, únicamente asistimos ante a la solicitud de los comunarios urus en la
medida de nuestras posibilidades institucionales. Se trata de una asistencia
humanitaria que cualquier otra institución o persona habría facilitado, toda
vez que entre los marchistas se hallan alrededor de 130 personas, muchas de
ellas mujeres, algunas con sus hijos en brazos, niños y niñas, personas de la
tercera edad.
Para cualquiera que desee comprobar esta situación, sólo
hace falta visitar a los marchistas y ver en la situación en la que se
encuentran, prácticamente solos. Aquí no existe ningún financiamiento de
ninguna ONG, sino sólo la solidaridad de quienes se hallan conmovidos con la
realidad de uno de los pueblos originarios más vulnerables. Y, desde luego, con
el propio esfuerzo y sacrificio de los urus marchistas.
Centro
de Ecología y Pueblos Andinos “CEPA”
Oruro
– Bolivia
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