Clemente Paco: Uno de
los grandes aportes del Concilio Vaticano II, hace 50 años, ha sido
la recomendación de que la iglesia debe leer los signos de los tiempos. Esta
propuesta ha sido recogida sobre todo en la iglesia de América del Sur. Desde
allí surgió la metodología "ver-juzgar-actuar", tan típica de las
Conferencias Generales del Obispado Latinoamericano y del Caribe y en
las prácticas de las Comunidades Eclesiales de Base. ¿Estas opciones tienen
todavía peso en nuestra iglesia actual?
Gilberto Pauwels: Yo
creo que sí. Si leemos el Documento Conclusivo de la Conferencia
de Aparecida (2007), dedica 70 artículos a "la realidad
que nos interpela como discípulos y misioneros". Me recuerdo
todavía nuestra alegría como CEPA, cuando hemos visto que después de un
análisis general, los obispos se detienen en dos temas específicos (art.
83-97): por un lado la ecología y la biodiversidad y por el otro lado
los pueblos indígenas (o originarios). Son precisamente los dos
temas desde los cuales, a partir de un análisis de nuestra realidad de
Oruro, surgió diez años antes (1995) el CEPA, como Centro de Ecología y Pueblos
Andinos. Creo que sobre todo desde el Concilio Vaticano II: nuestra
iglesia busca insertar el Evangelio en la realidad cotidiana de las
personas y comunidades.
Clemente: ¿Y la iglesia
de Bolivia, orienta en el mismo sentido?
Gilberto: Existen documentos, pero sobre todo el
actuar mismo de muchos laicos y laicas, sacerdotes, religiosas y
religiosos, obispos, en los tiempos de las dictaduras y persecuciones, han sido
consecuentes y valientes. Además formaron líderes y fortalecieron las
organizaciones del pueblo, para que ellos mismos tomen la
defensa de sus derechos. No tengo que darte ejemplos, tú mismo has
sido y eres parte de todo eso. Cartas Pastorales, hubo varias. Pienso
sobre todo en la carta "Tierra, Madre Fecunda para Todos"
(2000) y "El Agua, Fuente de Vida y Don para Todos" (2003).
Son textos muy valientes con opciones claras. Son análisis y
propuestas socio-ambientales con un enfoque evangélico e eclesial.
Clemente:
Últimamente salió también un Carta Pastoral sobre el medio ambiente. El
texto salió hace un año, a ocasión de Cuaresma de 2012. ¿Está en la misma
línea?
Gilberto: Lo
bonito es que termina con el “Cántico de las Criaturas de san Francisco de
Asís, expresión fascinante y contemplativa de la presencia de Dios en toda su
creación". No podría ser más actual, anticipándose a la elección del papa
Francisco. El análisis prioriza los problemas ocasionados por los cambios
climáticos. Es un texto prudente. La Conferencia de Aparecida más
bien relaciona explícitamente lo ambiental con lo social, la contaminación con
el saqueo de nuestros recursos naturales. Y lo que no llego entender es que la
Carta Pastoral dice que "la tierra no es sujeto de derechos" (art.
38), mientras que la Carta del año 2000 lleva con título "Tierra. Madre
Fecunda" y en la última Carta se cita a
san Francisco que exclama: "Alabado seas, mi Señor, por
la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce
diversos frutos con coloridas flores y hierbas." ¿Acaso tenemos
una madre o hermana sin derechos? Aquí falta mayor explicación y
contextualización.
Este texto "El
Universo, Don de Dios para la Vida. Carta Pastoral sobre Medio Ambiente y
Desarrollo Humano en Bolivia", fue publicada el año
pasado en Cuaresma. ¿Qué hemos hecho como cristianos y comunidades
eclesiales con estas orientaciones? En la cuaresma actual, ¿en qué medida nos
hemos recordado de "nuestro compromiso como Iglesia"
(art. 91-100) con el medio ambiente?
Clemente: Y en
Oruro, ¿tenemos lecturas propias de los signos y orientaciones para
nuestra realidad?
Gilberto: Me
recuerdo las cartas pastorales y reflexiones cuaresmales de nuestros obispos,
pero hay sobre todo dos textos que a mí personalmente me han quedado gravados
en la memoria: el mensaje del papa Juan Pablo II en el aeropuerto de
Oruro (11 de mayo de 1988) y el texto final del proceso largo del Sínodo
Diocesano, que concluyó el 8 de junio de 2003, hace diez años. El papa nos
habló de la "opción por los pobres" como mensaje para todo Bolivia,
pero enfocada desde nuestra realidad orureña campesina y minera. Y el
Segundo Sínodo Diocesano nos ha dejado una serie de “normas sinodales,
como orientaciones, guías, señales en el camino pastoral" (p.75). Mientras
tanto nuestra realidad se ha transformado en muchos aspectos; hay que hacer permanentemente
nuevas lecturas de nuestra realidad, pero las orientaciones fundamentales no
han perdido su vigencia.
Clemente: ¿Te
refieres a los cambios a todo nivel, en el mundo, en el país y en nuestro
departamento?
Gilberto:
Si, y también, por ejemplo, los cambios recientes en la Iglesia universal,
al cónclave y a la elección del papa Francisco. Analizar nuestra realidad es
algo que hacemos permanentemente en cursos, seminarios, publicaciones y
programas de radio, como por ejemplo en los programas semanales el Radio Pio
XII, "Observatorio Ecológico" (lunes, hrs. 15) y "Ver, Juzgar y
Actuar" (sábado, hrs. 12). Lo mismo hacen otras radios y
organizaciones. No se trata solamente de desafíos y cambios económicos y
sociales, sino también culturales, ecológicos, religiosos,...
Clemente: ¿Cómo
la iglesia universal está haciendo nuevas lecturas de los signos de
nuestro tiempo? ¿En sínodos, documentos, celebraciones,...?
Gilberto: Si.
Pero recientemente de una manera mucho más radical. Todo empezó con la decisión
de renunciar del papa Benedicto. El había llegado a la conclusión
que podría ser mejor para la iglesia que haya otro papa. No creo
que debemos decir, como algunos analistas, que él se ha dado cuenta que su
enfoque teológico y su modelo de iglesia ya no tiene futuro. Simplemente,
en un gesto de desprendimiento, ha llegado a la conclusión que,
tomando en cuenta su edad y estado de salud, otra persona podría
enfrentar mejor los múltiples problemas que se han acumulado a lo largo de los
años. Y los cardenales le han seguido en eso. Desde su análisis colectivo
llegaron a un perfil diferente de papa para nuestro tiempo, un
modelo que ha crecido en nuestro continente y que han visto encarnado lo
mejor en uno de los cardenales que ahora es el papa Francisco. Quiere decir que
la lectura de los signos de los tiempos, no ha sido hecha directamente por el
papa actual, sino por los cardenales que le eligieron.
Clemente: Le han
elegido porque le tienen confianza. ¿Cuáles podrían ser las características que
les ha convencido de dar su voto para el actual papa Francisco? O con
otras palabras: ¿Podemos decir que, tomando en cuenta la realidad de nuestro
mundo y de la iglesia, los cardenales le han dicho:
"Otra Iglesia es posible. Te confiamos la tarea de construirla."?
Gilberto: Tal
vez es demasiado radical decir eso. La Iglesia será siempre la misma, lo que se
quiere es hacerla volver a sus raíces más profundas, renovarla desde su propio
ser. Y ya se están visibilizando algunas características: una iglesia para
los pobres; una iglesia pobre (con y como los pobres), humilde y austera; una
iglesia abierta, con diálogos y encuentros ecuménicos e interreligioso; una iglesia
defensora del medio ambiente y la calidad de vida para todos; una iglesia
no excluyente, representante de un Dios que siempre perdona y no mantiene
rencores. Los cardenales han optado por valorar la experiencia y la sabiduría
de los mayores en la iglesia, eligiendo un papa ya de edad, pero amigo de los
jóvenes. Por su puesto, el papa Francisco tiene su historia y sus
limitaciones. Se le reprocha que cuando Bolivia y Argentina vivíamos
regímenes dictatoriales y que había que defender perseguidos, ha sido
demasiado prudente - la prudencia que cuestiona su hermano Luis
Espinal sj -, y que no estaba dispuesto a arriesgarse el pellejo -
como mi hermano Mauricio Lefebvre omi. Pero todos podemos
cambiar o convertirnos. Queda en la memoria la conversión del arzobispo Oscar
Romero, a partir de la convivencia con la realidad del pueblo y su
iglesia.
Clemente: Una
última pregunta. Leyendo los signos de nuestros tiempos, a tu juicio ¿hay
algún aspecto que debería enfocar la iglesia, pero que todavía en estos primeros
días del papa Francisco no ha sido mencionado?
Gilberto: Se
ha despertado tanta esperanza, que uno prefiere no hablar de deficiencias.
Hay muchos temas todavía pendientes, tal vez precisamente los más delicados.
¿Qué podría decir? Una palabra que todavía no he escuchado, es “misión, iglesia
misionera,”... no en el sentido de "proselitismo", sino de
servicio al mundo. Por los muchos problemas internos, la iglesia
puede tener la tendencia o la tentación de encerrarse en si mismo, de
limitarse a los que ya están siempre presentes, de tomar una actitud
proteccionista hacia su propio rebaño, de quedarse entre los que se
consideran puros y buenos. Lo que ha hecho y dicho Jesús va en otra dirección,
hacia afuera, no hacia adentro. Pero estoy seguro que pronto vamos a
ver y escuchar gestos y voces en este sentido. Los signos de nuestros tiempos
lo reclaman.
Clemente
Paco
CEPA