martes, 11 de febrero de 2014

La fiesta del Ekeko: una fiesta andina


Este 24 de enero se celebró el día del Ekeko. Este personaje es conocido como fuente de abundancia y felicidad, entre los aymaras; sin embargo esta creencia se extiende en varios países de Latinoamérica, entre los que podemos citar a Argentina, Perú y Bolivia.

Debemos reconocer que es un día muy especial para los habitantes de la ciudad de La Paz, por lo que las autoridades municipales y departamentales disponen tolerancia laboral para todas las instituciones públicas y privadas. De la misma manera los negocios que trabajan por cuenta propia o en régimen familiar, cierran sus puertas al público para acercarse al campo ferial de las alasitas a las 12 en punto del medio día, esto con la intención de comprar objetos en miniatura y participar de ritos andinos con base en el incienso. Posteriormente se acercan a una iglesia católica para hacer bendecir con agua bendita las miniaturas compradas.

Al Ekeko se lo representa con un muñeco de corta estatura, generalmente hecha de terracota. Su tamaño varía alrededor de los 20 centímetros de alto y es algo regordete. Su vestimenta es típicamente andina, por lo que lleva un chullo, poncho y abarcas. Las personas que lo poseen hacen que cargue pequeñas bolsas de cereales, tabaco, billetes y otros bienes en miniatura. Estas miniaturas representan el deseo, sueño y la abundancia de quienes compran las miniaturas.

Este personaje tiene la boca semiabierta, en señal de que se lo debe convidar un cigarro encendido y según cree se lo debe dejar fumar para que se cumpla el deseo anhelado. Podemos observar que muchas imágenes del Ekeko tienen la nariz de color negro, a consecuencia del humo del cigarrillo que se le ofrece cada viernes por la noche.

La imagen del Ekeko habría sido venerada desde siglos antes de la conquista del territorio por los españoles. Sus seguidores creían que ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna. Se piensa que esta veneración se originó entre los tiwanakotas, habitantes del altiplano boliviano y de las riberas del lago Titicaca.

El Ekeko,era considerado como el proveedor de la fortuna, la prosperidad y la fertilidad entre los collas. Bertonio en su "Vocabulario de la Lengua Aymara", en 1612, lo llamó Thunupa, es decir que se lo consideraba como una deidad hogareña al que se la invocaba a menudo.  En tiempos de la colonia esta celebración se mantuvo viva en los estratos populares después del cerco de La Paz (1781), después de que Sebastián Segurola logró liberar del asedio protagonizado por el caudillo indígena Tupak Katari, a la ciudad de La Paz. En 1763 se estableció la fiesta un 24 de enero el Día del Ekeko. Por tanto, cada 24 de enero, a las 12:00 en punto, este ancestral símbolo del altiplano boliviano es llamado para guiar y generar fecundidad en la tierra durante el ciclo productivo del mundo andino. Además se invoca para pedir el cumplimiento de los deseos de prosperidad y bienestar personal y familiar.

Se tiene conocimiento que hace 155 años un habitante de Tiawanaku vendió una pieza arqueológica de Ekeko-Tunu al suizo Johann Jakob von Tschudi y posteriormente, en 1929, fue vendida al Museo Historia de Berna. Recientemente el Viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, viajó a Suiza con el propósito de recuperar la illa (que significa roca, árbol u otro objeto herido por el rayo y considerado sagrado).
Algunos antropólogos sostienen que la imagen principal del Ekeko era de piedra, jorobado y  con rasgos indígenas y sin ningún tipo de vestimenta ya que su desnudez representaba a la fertilidad. La fiesta del Ekeko se celebraba durante el solsticio de verano, es decir a partir del mes de diciembre a febrero, en plena época cuando la fertilidad de los animales alcanza su auge. Para la agricultura el tiempo de lluvias (jallupacha) es una bendición que permite el florecimiento de las plantas y por supuesto una buena cosecha.

La celebración al Ekeko, si bien es de gran relevancia en la ciudad de La Paz, de hecho es celebrado en todo el altiplano boliviano y la sierra sur del Perú, en Chile y Argentina.

Según Ricardo Ulpian López G., en la cultura andina,  a través del Ekeko, se manifiesta deseo, proyecto y producción (riqueza). Es decir que, al comprar las miniaturas (de casa, auto, víveres, títulos profesionales, certificados de estudio y salud, etc.), la persona está manifestando un deseo y al mismo tiempo haciendo un proyecto a futuro. Su cumplimiento no es mágico, sino que requiere del esfuerzo y la voluntad de cada persona. Estas miniaturas, compradas en la alasita son ch’alladas como si ya se hubiera cumplido el deseo en tamaño natural gracias al esfuerzo y sacrificio de la persona.

Es ta fiesta es conocida por muchos como alasitas. Esta palabra deriva de una palabra aymara alathaña, que quiere decir “comprar”, por lo que Alasita equivaldría a decir “cómprame” La palabra tiene sonoridad en diminutivo, por  lo que puede entenderse algo así como: “cómprame estas cositas”. Por lo tanto la esencia de la Feria de Alasitas es la presencia de objetos pequeños manufacturados artesanalmente. Estas miniaturas son trabajos que se copian de objetos de tamaño real: casas, vehículos, comestibles, víveres, herramientas de trabajo, instrumentos musicales, dinero, títulos profesionales, certificados de salud y matrimonio, etc. La gente que compra los objetos tiene la creencia y hace un proyecto de que las miniaturas adquiridas se concretarán en la realidad durante el año.

Otros objetos que se compran en esta época son el sapo y la víbora, como símbolos de esperanza y riqueza. Pues según los saberes y conocimientos ancestrales, el sapo anuncia la lluvia y consecuentemente una buena producción agrícola. También es común la compra de gallos y gallinas, que según la creencia de los pueblos simbolizan la suerte y el matrimonio. También en la creencia de los ancestros está que después de la muerte el difunto debe cruzar un río y en éste es ayudado por un gallo o un perro.

Julián Arias Carballo
AMERINDIA ORURO - CEPA

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