Mientras que estamos viviendo los cambios climáticos, tratando de adaptarnos con algunas acciones muy aisladas, se están suscitando hechos climáticos que llaman la atención, como son: fuertes ventarrones, sequías, granizadas nunca vistas, precipitaciones pluviales abundantes en un periodo de tiempo corto. ¿Estamos preparados para enfrentar desastres naturales?
Se dice que en
Oruro existen dos épocas en el año: invierno y verano. El invierno empezaba en
los meses de abril y se extendía hasta junio, pero actualmente ya no: el
invierno se ha retrasado; comienza recién en el mes de mayo y se extiende hasta
agosto. Es lo que ha sucedido estos últimos cinco años. Los vientos tenían
presencia en el mes de agosto; ahora están en septiembre. Lo que llama la
atención no es tanto el retraso, sino la caída de nevada muy temprana (que no
es buena para la agricultura); la sensación de frío intenso (sin haber bajado
tanta la temperatura) y las precipitaciones pluviales en pleno invierno.
También se ha
advertido que los ventarrones se han convertido en tormentas, como ha ocurrido
el pasado domingo 8 de septiembre. La intensidad del viento era muy fuerte.
Algunos comunarios del área rural manifestaban que en el campo se están
presentando tormentas de arena, no precisamente en la época acostumbrada
(agosto) sino inclusive en el mes de noviembre. Lo que más preocupa, según
ellos, es que son más intensos y frecuentes.
Luego se avecina
la sequía de los meses de octubre, noviembre y diciembre. En los años
anteriores se han presentado sequías muy fuertes, lo que afecta la agricultura
y la ganadería. Se ha indicado que el fenómeno de la Niña se presenta cada
cierto periodo, pero recientemente es con mayor frecuencia.
De la misma
manera las precipitaciones pluviales con granizada después de sequías han sido
frecuentes, lo que hace que la agricultura sea aún más dañada. Testimonios de
pobladores de las comunidades indican que el tamaño de las granizadas son
grandes, asemejándose a las canicas o cachinas, lo que ha causado inclusive
heridas en los animales.
Las
precipitaciones pluviales son bajas en nuestro medio. Si fueran distribuidas
durante las épocas en que son necesarias, serían aprovechables. Lamentablemente
las lluvias no caen en un periodo largo, sino relativamente corto. Se han ido
acortando, mientras que la intensidad se ha incrementado, lo que provoca
inundaciones, deslizamientos y destrucción de viviendas. Frecuentemente se escucha
que la población de Chipaya o El Choro se ha inundado o que han perdido una
parte o toda su producción.
Los desastres
naturales se presentan con mayor intensidad y mayor frecuencia. Estos y otros
fenómenos afectan sobre todo el área rural, la agricultura y la ganadería. Y si
la producción de alimentos es afectada, de hecho la seguridad alimentaria está
en riesgo.
¿Estamos
preparados para enfrentar desastres naturales? ¿Qué importancia damos a la
gestión de riesgos? ¿Tomamos en cuenta que, por el cambio climático, los
riesgos son cada vez mayores?
Los cambios
provocados por el calentamiento de la tierra pueden ser favorables o
desastrosos, según las regiones. Son siempre imprevisibles, inseguros y por eso
implican riesgos a veces muy grandes. Indudablemente debe aprovecharse también
las nuevas oportunidades que puedan presentarse. Debemos atender todos los
desafíos provocados por el cambio climático, pero tomando en cuenta siempre que
la agropecuaria tradicional y otros aspectos de la vida en el mundo andino
están en riesgo, quiere decir en peligro. ¡Quedemos alertos!
Son fenómenos
que deben ser estudiados en las universidades. Ellas tienen un mandado
constitucional de realizar investigaciones y buscar innovaciones tecnológicas.
Instancias como los ministerios, la gobernación, los municipios y las
organizaciones de la sociedad civil, deben tener conocimiento de sus hallazgos
y recomendaciones. Es importante incidir en los niveles políticos de decisión
para lograr la formulación de políticas públicas, que orienten la incorporación
del componente “Adaptación y Gestión de Riesgos asociados al Cambio Climático”
en los procesos de planificación estratégica del departamento.
Norma Mollo Mollo
Programa de Reducción de la Vulnerabilidad
CEPA – LIDEMA
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