lunes, 26 de marzo de 2012

Racismo y discriminación

Racismo. Es una palabra de compleja definición, en el transcurso de la historia ha ido adquiriendo nuevos significados. Básicamente, el racismo es una ideología de dominación que, sostiene que existen razas inferiores y superiores. Ideología que traducida al comportamiento social. Significa discriminación, exclusión o restricción por motivos de color de la piel, origen nacional o étnico. La ideología racista tiene por fin la inferiorización de las personas, grupos o sociedades en condición de dominación.

Históricamente el racismo fue utilizado como excusa perfecta por los países colonizadores para justificar la legalidad de sus acciones de dominación, expropiación de tierras, esclavitud y genocidio en diversas partes del mundo. Los más afectados fueron las poblaciones indígenas y africanas, allá donde Europa extendió sus dominios coloniales. Lo insólito es que esta ideología ha calado fuertemente en la mentalidad de los colonizados y se ha enraizado como parte de las estructuras sociales de países como el nuestro. Por ello, el tema de la identidad sociocultural continúa siendo un permanentemente debate en Bolivia, donde el y lo indígena son todavía objeto de discriminación o autonegación cultural, todo porque la colonización española nos ha dejado la herencia del racismo.

El racismo produce discriminación y exclusión por cuestiones étnicas, color de piel, apellidos y otros referentes asociados a los indígenas, en diferentes ámbitos de la vida pública: espacios laborales, educativos, políticos, etc. A lo largo de la historia boliviana las personas de origen aymara, quechua u otros fueron desplazados a las posiciones más bajas de la estructura social, negándoles el acceso a posiciones que se creían privilegio de los “no indígenas”, por ejemplo la educación superior o cargos públicos jerárquicos. Esta discriminación y negación de lo indígena va acompañada, obviamente, de un pensamiento donde lo “blanco” representa superioridad, por ello que aún muchas personas tienen su mente puesta en lo de afuera más que en lo propio.

Desde el nacimiento de la República de Bolivia, se buscó negar nuestra realidad pluricultural, se quiso creer que este país estaba únicamente sostenido sobre la base de personas que pertenecen a la élite y con un origen “no indígena”, descendientes de europeos. Incluso con el discurso de la democracia, con la supuesta igualdad de oportunidades y posibilidades de autosuperación, se creía que las personas de las áreas rurales -es decir, indígenas-, tendrían que superar su condición de inferioridad.

En los últimos años esta mentalidad y actitud racista se tradujo en graves acontecimientos de intolerancia cultural y étnica, hasta con muestra de violencia hacia nuestra herencia indígena. Mientras se descubría el sendero de la reivindicación de los pueblos indígenas que conforman Bolivia, a partir de los cambios en el campo social y político boliviano de los últimos años, las mentalidades racistas afloraron dejando al desnudo que este país aún no logró superar el colonialismo. Violencia y odio hacia los indígenas se manifestaron en los nefastos hechos como la “Masacre de El Porvenir” en Pando el 11 de septiembre de 2008 y poco antes en la ciudad de Sucre cuando se agravio la dignidad de personas llegadas de zonas rurales.

Por estos antecedentes inmediatos y todos los antecedentes de nuestra historia, fue necesario replantear el Estado Boliviano, y en ese marco se aprobó en el 2009 una nueva Constitución Política del Estado que daba lugar al “Estado Plurinacional de Bolivia”, con reconocimiento e inclusión de todos los pueblos y naciones indígena-originarios. Asimismo, en febrero del mismo año se creó el Viceministerio de Descolonización y la Dirección de Lucha contra el Racismo y la Discriminación.

El 21 de marzo recordamos 47 años del “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”, que nace el año 1965 en una Convención Internacional de la Organización de Naciones Unidas ONU. Hay que recordar también que el Estado boliviano se suma a esta lucha a partir de la Ley N° 045 de 8 de octubre del 2010: “Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación”, cuyo propósito fundamental es combatir este mal que aqueja a nuestra sociedad.

Yanira Silvetty Reynoso

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