martes, 2 de febrero de 2010

A una década del derrame de petróleo en el río Desaguadero

Un 30 de enero del año 2000, la empresa transportadora de Hidrocarburos TRANSREDES causó uno de los sucesos más nefastos para el medio ambiente en Bolivia. En el sector de Sica Sica, se produjo la ruptura del ducto que transportaba petróleo de Bolivia a Chile y se derramaron aproximadamente 29.000 barriles de petróleo reconstituido sobre el río Desaguadero, afectando la flora, fauna, suelos y agua de más de un millón de hectáreas y a 127 comunidades de los departamentos de Oruro y La Paz.

Los comunarios que vieron azorados el desastre ambiental, comentaron:

“Las plantas verdes se convirtieron color ceniza. Las ovejas tenían zapatos negros y las aguas eran negras, no entendíamos que estaba pasando, pero presentíamos que era lo peor que estaba por venir”.

Otros relatos del desastre ambiental nos hacen pensar en la magnitud del evento:

“Ese día por la tarde, cuando llegué al río, no podía reconocer el agua. El río estaba más espeso parecía que estaba en la sombra, como si estuviera llena de oscuridad. Tenía un olor extraño, un olor desconocido. Más allá habían aves muertas, las totoras empapadas de negro”

“Cuando los vete¬rinarios de la empresa Transredes vieron mis ovejas enfermas, dijeron que han comido plantas venenosa, ellos culparon a cualquier cosa pero nunca al petróleo. Se llevaron nuestros animales muertos en camiones, y nunca más supimos de ellos…”.

“Los expertos contratados por Transredes nos dijeron que el petróleo era fertilizante para nuestras tierras que no nos preocupemos”.

En agosto de 1999, meses antes del desastre, uno de los propios funcionarios de Transredes informó a la compañía que el oleoducto se había perdido un soporte de metal en forma de H y que el ducto, por tanto, estaba parcialmente debajo del agua. Cuatro meses después, Transredes recibió otra advertencia, un informe del superintendente y desgraciadamente a un mes de su advertencia ocurre el desastre ambiental.

Las miles de personas afectadas por este siniestro visitaron a los médicos de la compañía informando que sufrían do¬lores de estómago, náuseas, pérdida de apetito, dolores de cabeza y problemas visuales. Desafortunadamente, la ayuda médica de Transredes fue limitada. Los trabajadores de salud enviados por la compañía no tenían la especialidad de tratar los efectos del petróleo en la salud humana.

Se dice que los efectos más peligrosos a la salud de residuos de petróleo son invisibles. El btex (benceno, tolueno, etil benceno y xileno) es un grupo de compuestos orgánicos volátiles encontrados en los residuos de petróleo. Este compuesto puede ser causante de cáncer y malformaciones. El btex puede ser transmitido del pasto y el agua a los animales, de los animales a la gente a través de la carne y de las madres a los fetos en el vientre. Estas toxinas pueden también ser absorbidas a través de la piel, por la ropa lavada en aguas contaminadas o aspirada al sistema respiratorio.

Una de las acciones implementadas por Transredes para mitigar el desastre, fue la limpieza que no estaba basada en ningún plan de emergencia concebido cuidadosamente con anterioridad, sino en la improvisación. Usó tecnología inadecuada para detener el crudo. Por ejemplo utilizaron mallas de gallineros, plantas de totora y lo peor han tenido que ser las propias comunidades afectas las que limpien sin ninguna protección segura para su salud.

El 31 de julio de 2000, seis meses después del derrame, oficialmente se dio por concluida la limpieza y Transredes depositó más de 838.000 bolsas de material contaminado en una cavidad terrena cerca de la estación de transporte de Sica-Sica.

Producto de este derrame se ejecuta una Auditoria Ambiental a la empresa Transredes por haber ocasionado el derrame de petróleo en el río Desaguadero. La empresa auditora dictaminó una compensación económica (que ascendía a unos 6,5 millones de dólares americanos) por haber causado pérdidas en los cultivos, pastos nativos, mortalidad de ganado, etc.

Esta compensación resultó finalmente insuficiente ante los muchos temas que no fueron atendidos y que quedan aún pendientes:
  • Monitoreo ambiental (aguas, suelos y bentos) que deberían efectuarse a lo largo del río Desaguadero, situación que correspondería efectuarse periódicamente en coordinación con la autoridad ambiental y los comunarios.
  • La empresa, ocasionadora de la contaminación, nunca llegó a compensar por las enfermedades causadas a los animales, peor aún por la pérdida de la calidad de agua y suelo. Además la auditoria consideró solamente los impactos a corto plazo; no fueron cuantificadas las consecuencias de la contaminación a largo plazo.
  • Referente a lo social, es importante señalar que el derrame ocasionó la desarticulación de la estructura organizativa comunitaria. Lo más preocupante, sin embargo, es que surgieron conflictos entre comunidades, a la vez entre familias de una misma comunidad e inclusive conflictos en la unidad familiar (entre hermanos, padres e hijos). Estas situaciones, en algunos casos, se han acentuado y perjudican enormemente el desarrollo de una comunidad.
  • La Auditoría Ambiental estableció que la empresa debería efectuar un monitoreo de la salud a toda la población que estuvo expuesta al derrame. Esta actividad nunca se efectivizó. Es más, se ha sugerido que las personas expuestas, deberían tener un seguro de salud de por lo menos 20 años, pagado por la empresa Transredes, tampoco fue ejecutado.
Por otro lado, después de haber transcurrido diez años del desastre ambiental se podría afirmar que la ex Transredes tiene aún deudas pendientes con las comunidades que fueron afectadas por el derrame. Así por ejemplo, la autoridad ambiental de entonces, el Viceministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, le había aplicado una multa equivalente a la suma de 1,9 millones de dólares por haber infringido la Ley de Medio Ambiente. A esa sanción se sumó otra multa de alrededor de 100 mil dólares por no haber tramitado su licencia ambiental para el depósito de los suelos impregnados con petróleo.

A la fecha siguen existiendo denuncias de parte de los comunarios en sentido que no ha desaparecido el petróleo de sus tierras, y que en algunas oportunidades aflora en la superficie, persisten enfermedades de animales, nacimientos con deformidades, etc.

La contaminación del Desaguadero es una consecuencia más de las políticas de explotación de recursos naturales sin responsabilidad ambiental. Ojalá nunca más vivamos desastres ambientales. Las empresas transnacionales vinieron solamente a explotar nuestros recursos naturales y dejarnos toda la contaminación.

Norma Mollo Mollo
Coordinadora Departamental LIDEMA – CEPA

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