jueves, 18 de febrero de 2010

Raices y Ramas del Carnaval de Oruro

El Carnaval de Oruro tiene muchas raíces y muchas expresiones propias que le dan una originalidad única. Es suficiente mencionar algunas de ellas para darse cuenta de la complejidad, la riqueza y los conflictos latentes que se han acumulado y se manifiestan en este evento.

Una de las raíces más profundas en esta época del año es el agradecimiento a la Pachamama, por la cosecha, por la producción. Las comunidades rurales no lo celebraban solamente en sus chacras y corrales, sino también en sus pueblos y en la misma ciudad, ante las autoridades.

De alguna manera los mineros hacían lo mismo. Exponían y entregaban al patrón las mejores muestras de su producción y recibieron una recompensa generosa para poder armar una fiesta abundante y prolongada. Agradecieron al Tío, dueño de los minerales, por la "cosecha" que les permitió.

En el centro mismo de Oruro y otras ciudades, el carnaval se celebró según el modelo que trajeron los conquistadores, con máscaras y fiestas sociales en los salones. Antes de iniciar el tiempo austero de Cuaresma, en preparación a la Semana Santa, pudieron permitirse una última transgresión de las reglas establecidas de una vida ordenada y reglamentada según las normas de la Iglesia.

Las autoridades eclesiásticas, momentáneamente, tuvieron que "cerrar los ojos", tanto ante la celebración desfrenada al estilo europeo, como ante la reactivación de los ritos ancestrales de los "indios" en el campo y en las minas. Así se festejaba el Carnaval en todas partes, conforme a la estructura y segregación colonial vigente.

Todos Santos y el Carnaval fueron las celebraciones más ligados a los antepasados, mientras que al mismo tiempo, por el otro lado, las fiestas patronales representaron la reorganización de una nueva sociedad alrededor de los templos cristianos, en ciudades, barrios y poblaciones. Cada época tuvo sus momentos fuertes, sus propios espacios y tiempos.

Pero, según la tradición oral recogida el principio del siglo XX (no sabemos en qué medida respaldada por documentos escritos, accesibles en aquel tiempo), en el año 1789 ocurrió algo muy extraña e inédito en la ciudad de Oruro, algo que rompe el esquema sociocultural vigente. Los mineros, que estaban acostumbrados a festejar su Carnaval del Tío (nombre dado al "diablo"), tenían al mismo tiempo desde los primeros años de la Conquista en el cerro una capilla dedicada a la Virgen de Candelaria, que por la cercanía al socavón de Pie de Gallo, fue considerada y rebautizada como Virgen del Socavón. La muerte violenta de un devoto de la Virgen (Nina Nina o Chiru Chiru, según las versiones), por haber robado de un pobre o por haber raptado la hija de un comerciante, reactivó de una manera extraordinaria la devoción a la Virgen, por su supuesta intervención milagrosa en el acontecimiento a favor de su protegido.

Los vecinos del Barrio Minero se reunieron y tomaron una serie de medidas para asegurar la debida atención a la Virgen. Decidieron que la entrada a la mina cercana a la capilla, tendrá como nombre Socavón de la Virgen (y ya no Pie de Gallo). Optaron por celebran anualmente una gran fiesta, pero ya no el 2 de febrero, día de la Candelaria, sino en los días de Carnaval, cuando tenían tres días de feriado. Además determinaron que en esta fiesta iban a bailar disfrazados de diablos. Proclaman la Virgen del Socavón como patrona, no solamente del barrio, sino de los mineros de la región de Oruro.

De esta manera nacieron el Carnaval de la Virgen (que tiene como protagonista la Virgen de Candelaria que ya antes había adoptado el nombre de Virgen del Socavón) y también la Diablada como baile (a partir de los diablos que ya antes estaban presentes en los sociodramas catequísticos de la lucha "entre el bien y el mal, entre ángeles y diablos, entre lo cristiano y lo pagano, entre lo civilizado y lo salvaje".) La originalidad del Carnaval de Oruro está en su origen.

De esta manera se inició un proceso de acercamiento entre las diferentes manifestaciones del Carnaval en Oruro. Las celebraciones originarias de mineros y campesinos se vincularon con la urbana, lo cristiano con lo andino, y así poco a poco se llegó a una sola entrada hacia el santuario de la Virgen del Sovacón, sin descuidar en otro momento el culto a los animales petrificados andinos, sobre todo la víbora, el sapo y el cóndor. Oruro es el único lugar donde se celebra el Carnaval de esta manera, integral e integrado.

Hasta aquí un especie de resumen de lo hablado y discutido durante un "Diálogo Abierto" organizado por el grupo Amerindia y co-auspiciado por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Oruro. El diálogo fue introducido por Gilberto Pauwels, director de CEPA, complementado por comentarios del padre Bernardino Zanella, rector del Santuario de la Virgen del Socavón, miembros de Amerindia Oruro. Entre los más de 30 participantes al diálogo hubo investigadores de las universidades y de otras instituciones, periodistas y funcionarios de la prefectura y la alcaldía.

La presentación culminó con la siguiente pregunta. Mientras que la historia del Carnaval ha sido un proceso de integración de elementos de diversos orígenes en una sola celebración original, ¿no podemos considerar lo que pasa actualmente como un proceso de desintegración que puede llevar a la destrucción de la identidad original del Carnaval de Oruro? Vemos que los campesinos y pueblos originarios han vuelto a sus propios celebraciones (Anata y Jallupacha); la Iglesia ha reactivado la fiesta de la Virgen de Candelaria con una peregrinación, el día 2 de febrero, con la participación de mineros; los músicos y los artesanos tienen sus propios actos; la celebración del Domingo de Tentación se ha dispersado; el Carnaval se está volviendo cada vez más espectáculo,...

Las respuestas no dejaron lugar a dudas. Los participantes al Diálogo consideran que el Carnaval tiene tantas facetas y significados, que no se puede celebrar todo en un solo día con la misma intensidad; está bien que cada elemento importante tenga sus propios espacios y tiempo. Inclusivo, decían, hay que poner la celebración del Carnaval en su contexto más amplio: el contexto histórico que promueve los cambios, el ciclo del año agrícola, los cambios sociales y políticos, las migraciones,... No hay que tener miedo a los cambios, a condición de que se realicen con la participación y bajo el control social del pueblo. Cambiar permanentemente es la suerte de todo proceso vivo e intangible.

El grupo Amerindia y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Oruro, tienen la intención de organizar un Diálogo Abierto sobre diferentes aspectos de la vida cotidiana en la ciudad y el departamento, cada primer miércoles del mes. De la misma manera, ya desde un año, Amerindia Oruro hace un análisis crítico de la realidad regional en el programa de radio "Contexto...con textos", cada sábado en Radio Pío XII de Oruro, de horas 12 a 13.

Gilberto Pauwels
CEPA - AMERINDIA

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