jueves, 7 de agosto de 2014

Agosto, mes de la Madre Tierra


Como cada año, durante todo el mes de agosto, en muchas poblaciones de Bolivia viviremos el tiempo de agradecimiento a la Pachamama. Muchos dirán que es un mes de “pago a la Pachamama por todos los favores recibidos en la agricultura y la pecuaria”. Es decir, un agradecimiento a la Madre Tierra por su fertilidad que nos brinda la vida.


Sin embargo, agosto es un mes de agradecimiento que no solo se celebra en el área rural, es decir en el ámbito agrícola y pecuario, sino también en otros contextos. Así por ejemplo, los mineros agradecen a la Pachamama por las riquezas de los socavones; los empleados de instituciones públicas y privadas agradecen por los resultados logrados en sus funciones;  los comerciantes por las ventas realizadas; los transportistas por no sufrir accidentes en la carretera, etc. Si bien, el objetivo principal de los rituales de agosto es agradecer por los bienes y favores recibidos, también son para realizar peticiones, para que de aquí en adelante haya mucha suerte para las familias, comunidades, grupos de trabajo y la sociedad en su conjunto.

Esto adquiere sentido cuando uno comprende la cosmovisión andina, según la cual todo tiene su espíritu, “todo tiene su ajayu”. Las casas, utensilios, oficinas, equipos de trabajo, herramientas, los animales, campos, cerros, pampas, etc., todo tiene vida, todo tiene su espíritu. En consecuencia, los rituales de agosto también son un espacio de diálogo con la naturaleza y todas las cosas que nos permiten vivir con dignidad, lo que es contrario a la sociedad consumista.

Quienes realizan estas prácticas rituales, en su mayoría, indican que: “todo el mes es dedicado a la Pachamama, los día más especiales son el 1º, el 15 y 30 de agosto; sin embargo, otros que están dedicados al comercio, talleres mecánicos y de costura, señalan que ellos celebran los rituales específicamente el primer viernes o último viernes del mes de agosto. Este año el primer viernes coincide con el 1º de agosto.

Aquí hay un dato interesante acerca de las mesas rituales u ofrendas para la Pachamama. Las mesas pueden variar de precios. Por ejemplo, se puede conseguir desde Bs. 20 para las familias, Bs. 50 para las oficinas, Bs. 100 para negocios, hasta Bs. 1000 o más para las empresas mineras. Según la gente que está dedicada a la venta de mesas rituales: “con el mes de agosto el invierno se está acabando y los primeros días nos va avisar cómo va a ser el próximo año”.

El intelectual aymara Benjo Alcons, señala que: “los primeros días de agosto miramos el cielo para ver si va haber nubes, si los tres primeros días amanece nublado, será un indicativo de que será un año bueno” (comunicación personal). Por otra parte, yo recuerdo cuando mi padre me decía, hace muchos años atrás: “si cae la nevada el primero, dos y tres de agosto, el año va a ser de mucha suerte”.

Algunos creerán que los rituales de agosto se celebran solamente en la región del altiplano boliviano; sin embargo, podemos afirmar que estos rituales están ampliamente extendidos por toda la región andina y se celebran también en Ecuador, Argentina, Perú y otras regiones de Bolivia. Por ejemplo, en un Diccionario Folklórico Argentino, encontramos la siguiente Invocación:

Khessua (sic) 

Pachamamallajtayoj, 
Upii, aculliisumajmikhukhui 
Kaijallphasumajkanampaj 
Pachamamasumaj mama 
Kusilla, kusilla 
Allintapurichun yuntas 
Amatajsaikhuchunjuchu 
Allintamujuphutuchun 
Amatajimasajrakachunchu 
Amatajq’asajappichunchu 
allintajpoq’ochun 
Q’anmantanmañakuiku 
Jinatajq’opuguaiku 
Kusilla, kusilla
 

Castellano 

Pachamama de estos lugares 
Bebe, masca la coca y come a gusto esta ofrenda 
Para que sea buena esta tierra 
Pachamama buena madre 
¡Se propicia! ¡Se propicia! 
Haz que caminen bien los bueyes 
Y que no se cansen 
Haz que brote bien la semilla 
Que no le suceda nada malo, 
Que no le tome la helada, 
Que produzca buena cosecha 
A ti que te pedimos. 
Dánoslo todo 
¡Se propicia! ¡Se propicia! 

Leonardo Boff, teólogo de la liberación, señala que: “Conociendo un poco las diferentes culturas indígenas, identificamos en ellas una profunda capacidad de observación de la naturaleza con sus fuerzas y de la vida con sus vicisitudes. Su sabiduría se fue tejiendo en sintonía fina con el universo y con la escucha atenta de la Tierra. Saben mucho mejor que nosotros casar cielo y tierra, integrar vida y muerte, compatibilizar trabajo y diversión, confraternizar ser humano con naturaleza”.

En concordancia con el pensamiento indígena–originario acerca de la naturaleza (que todas las cosas tienen su ajayu) y sus actitudes de respeto y agradecimiento a la Pachamama considerada como su madre, el teólogo referido plantea que: “La Tierra es la Madre del indio. Está viva y por eso produce todo tipo de seres vivos. Debe ser tratada con la reverencia y el respeto que se da a las madres. Nunca abaten animales, peces o árboles por puro gusto, sino para atender a las necesidades humanas, y aun así, cuando se derriban árboles o se realiza alguna caza o pesca mayor, organizan ritos de disculpa para nunca violar la alianza de amistad entre todos los seres”.

Esta concepción de las cosas, manifestada a través de la relación con la Pachamama, podría representar un paradigma de desarrollo alternativo al modelo extractivista que impera en la actualidad. Es un tema que está implícitamente contenido en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia: “Promover y garantizar el aprovechamiento responsable y planificado de los recursos naturales, e impulsar su industrialización, a través del desarrollo y del fortalecimiento de la base productiva en sus diferentes dimensiones y niveles, así como la conservación del medio ambiente, para el bienestar de las generaciones actuales y futuras” (CPE Art. 9 i. 6).Enunciado que, lógicamente, requiere de una profunda mirada hacia el pensamiento y comportamiento de los pueblos indígena-originarios, pero más allá de un mero discurso esencialista y nostálgico, sino como un evidente modelo alternativo de vida.

El teólogo Boff, reconoce que: “esta relación sinfónica con la comunidad de vida es imprescindible para garantizar el futuro común de nuestra propia vida y de la vida de la especie humana.”

Esa es la riqueza y el aporte que los indígenas de todo el mundo, de América Latina y, en nuestro contexto, de los pueblos aymaras, quechuas yurus: la vida en armonía con la Pachamama o Madre Tierra. Los rituales de agosto son, pues, una manifestación de la permanentemente renovación del compromiso con la naturaleza, la comunidad, la sociedad y toda la humanidad en su conjunto.

Julián Arias Carballo
PROGRAMA DIVERSIDAD - CEPA

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