lunes, 19 de enero de 2009

Bolivia: Que la utopía continúe!

P. Gerardo Van Den Berge, sacerdote diocesano de Oruro, opina sobre el proceso de cambios que vivimos en los últimos años en el país, y se refiere en particular al referéndum del próximo domingo, 25 de enero. ¡Que la utopía continúe!

Sin duda alguna, la gran mayoría de los habitantes de estas hermosas tierras de Bolivia, es gente muy pacífica, y apostamos que siga siendo tan pacífica en el futuro.

Este hecho explica por gran parte que pueblos tan sufridos y oprimidos durante tanto tiempo, aceptaron con resignación - pero con mucho sufrimiento - una demasiada larga historia de exclusión y discriminación que lamentablemente continúa hasta hoy día y que aparentemente, según algunos sectores, tendría que continuar aun todavía.

El racismo en Bolivia ha estado presente desde el nacimiento de la República y desde mucho antes. Para los hermanos y hermanas que tienen la piel de color moreno, se ha cerrado cualquier acceso a los círculos privilegiados de dirección del país, de poder político y económico.


Para la gente que recientemente más y más se está identificando como originaria o indígena o campesina, hubo siempre un doble marginamiento: a nivel personal y de grupo, pero aun más importante todavía, a nivel de su forma de pensar, su forma de creer en lo divino y lo trascendental, su manera de organizarse, en una palabra, su manera de expresarse culturalmente.


La única alternativa para lograr entrar en alguna medida en la sociedad predeterminada desde Europa y el mundo occidental, era, y es todavía, aceptar una cierta forma de concebir la educación, hablar ciertos idiomas, hacer economía de cierta manera, una cierta forma de organizar la sociedad, etc.


Mientras que siga, y discúlpame la redundancia, esta brecha abismal entre la cultura dominante y las demás culturas, me parece un gran avance cuando el texto de la nueva Constitución Política del Estado, en algún sentido, logra promocionar lo que concierna las culturas marginalizadas y tratadas como inferiores durante siglos.

Aquí también me atrevo a colocar un pensamiento poco conocido, pero a mi parecer válido y interesante, sobre “el derecho del primero”. Este pensamiento nos hace notar que además existe un motivo histórico para respetar los derechos de los pueblos indígena originario campesinos, por ser ellos los primeros, por ser ellos los que habitaban estas tierras desde antes de la conquista española.

Cuando damos expresión a nuestras esperanzas, y buscamos cómo poder acercarnos más a la utopía de que otro mundo es posible, no podemos cerrar los ojos frente a tanta miseria que causa el actual sistema económico, y manifestamos que deberíamos buscar y promover con suma urgencia también otra economía u otras economías.


No me resulta posible resumir en unas pocas palabras los efectos nefastos que causa el actual sistema neo-liberal, globalizado y globalizador, presente por ende en todo el mundo.


Cuando notamos en el texto de la nueva CPE un intento, aunque bastante tímido, de incorporar otros tipos de economía, solo podemos aplaudir este intento, y esperar que cada vez resulte mejor.


Ojalá los Estados de los denominados países del Sur conjuntamente tomen su responsabilidad y frenen este sistema económico neo-liberal que siempre pone en primer lugar el dinero y las ganancias, mientras que se olvida el bien común.


Expresiones como justicia social y justicia ambiental, forman parte del pensamiento dentro de esta utopía.

Lo que hemos vivido en estos últimos años, es un proceso sumamente interesante y esperanzador. Tanto nos hemos acostumbrado que en nuestro mundo los ricos se vuelven cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres y hemos pensado que nadie podría, ni se atrevería, a frenar ni tocar esta evolución.


Vale también recalcar que el proceso es profundamente democrático, tan democrático que resulta en algunos momentos incluso hasta caótico, porque realmente se hace un constante esfuerzo e intento de recoger desde las bases, todas las ideas y aportes para poner en práctica y realizar los cambios necesarios para nuestra sociedad.


¿Quién hubiera podido creer todo lo que hemos presenciado en estos últimos años? El proceso de cambio se está llevando adelante, no obstante tantos poderes en su contra, que siguen controlando inclusive la mayor parte de los medios de comunicación, y que buscan a todo costo, y a costo de todo, preservar sus privilegios, cerrando sus ojos y su corazón frente a la realidad de extrema pobreza de tantos hermanos y hermanas nuestros.

Lo que nos puede unir como hermanos y hermanas de un solo y mismo mundo, lo que puede realizar la unidad en un país y en nuestra Patria, lo que nos hace sentar alrededor de una misma mesa, es nuestro trabajo y nuestro compromiso por la dignidad humana. Y de manera particular nuestro trabajo por la dignidad humana de los más excluidos y necesitados, porque son ellos los que más necesitan aquel compromiso.


Este compromiso por la vida, realicémoslo junto con muchos, desde nuestras diferentes creencias, filosofías y religiones, desde las diferentes denominaciones e iglesias, junto también con los hermanos y hermanas que no profesan una fe en Dios. También estos hermanos y hermanas pueden aportar mucho en la construcción de un mundo nuevo.


Trabajaremos entonces todos juntos, enfocando tres ejes principales que quisiera resumir, para concluir, como sigue: la paz en el mundo – paz a base de justicia social-, el medio ambiente y la lucha contra el hambre y la enfermedad.


Otro mundo es posible. La utopía continúa. Unámonos a esta utopía.


Oruro, 18 de enero de 2009