Como cada año, durante todo el mes de agosto, en muchas poblaciones de Bolivia viviremos el tiempo de agradecimiento a la Pachamama. Muchos dirán que es un mes de “pago a la Pachamama por todos los favores recibidos en la agricultura y la pecuaria”. Es decir, un agradecimiento a la Madre Tierra por su fertilidad que nos brinda la vida.
Sin embargo, agosto es un mes de agradecimiento que no
solo se celebra en el área rural, es decir en el ámbito agrícola y pecuario,
sino también en otros contextos. Así por ejemplo, los mineros agradecen a la
Pachamama por las riquezas de los socavones; los empleados de instituciones
públicas y privadas agradecen por los resultados logrados en sus
funciones; los comerciantes por las
ventas realizadas; los transportistas por no sufrir accidentes en la carretera,
etc. Si bien, el objetivo principal de los rituales de agosto es agradecer por
los bienes y favores recibidos, también son para realizar peticiones, para que
de aquí en adelante haya mucha suerte para las familias, comunidades, grupos de
trabajo y la sociedad en su conjunto.
Esto adquiere sentido cuando uno comprende la cosmovisión
andina, según la cual todo tiene su
espíritu, “todo tiene su ajayu”.
Las casas, utensilios, oficinas, equipos de trabajo, herramientas, los
animales, campos, cerros, pampas, etc., todo tiene vida, todo tiene su
espíritu. En consecuencia, los rituales de agosto también son un espacio de
diálogo con la naturaleza y todas las cosas que nos permiten vivir con
dignidad, lo que es contrario a la sociedad consumista.
Quienes
realizan estas prácticas rituales, en su mayoría, indican que: “todo el mes es dedicado a la Pachamama, los
día más especiales son el 1º, el 15 y 30 de agosto; sin embargo, otros que
están dedicados al comercio, talleres mecánicos y de costura, señalan que ellos
celebran los rituales específicamente el primer viernes o último viernes del
mes de agosto. Este año el primer viernes coincide con el 1º de agosto.
Aquí hay
un dato interesante acerca de las mesas rituales u ofrendas para la Pachamama. Las
mesas pueden variar de precios. Por ejemplo, se puede conseguir desde Bs. 20
para las familias, Bs. 50 para las oficinas, Bs. 100 para negocios, hasta Bs.
1000 o más para las empresas mineras. Según la gente que está dedicada a la
venta de mesas rituales: “con el mes de
agosto el invierno se está acabando y los primeros días nos va avisar cómo va a
ser el próximo año”.
El
intelectual aymara Benjo Alcons, señala que: “los primeros días de agosto miramos el cielo para ver si va haber
nubes, si los tres primeros días amanece nublado, será un indicativo de que
será un año bueno” (comunicación personal). Por otra parte, yo recuerdo cuando mi padre
me decía, hace muchos años atrás: “si cae la nevada el primero, dos y tres
de agosto, el año va a ser de mucha suerte”.
Algunos creerán que
los rituales de agosto se celebran solamente en la región del altiplano
boliviano; sin embargo, podemos afirmar que estos rituales están ampliamente
extendidos por toda la región andina y se celebran también en Ecuador, Argentina,
Perú y otras regiones de Bolivia. Por ejemplo, en un Diccionario Folklórico Argentino, encontramos la
siguiente Invocación:
Khessua (sic)
Pachamamallajtayoj, Upii, aculliisumajmikhukhui Kaijallphasumajkanampaj Pachamamasumaj mama Kusilla, kusilla Allintapurichun yuntas Amatajsaikhuchunjuchu Allintamujuphutuchun Amatajimasajrakachunchu Amatajq’asajappichunchu allintajpoq’ochun Q’anmantanmañakuiku Jinatajq’opuguaiku Kusilla, kusilla |
Castellano
Pachamama de estos lugares Bebe, masca la coca y come a gusto esta ofrenda Para que sea buena esta tierra Pachamama buena madre ¡Se propicia! ¡Se propicia! Haz que caminen bien los bueyes Y que no se cansen Haz que brote bien la semilla Que no le suceda nada malo, Que no le tome la helada, Que produzca buena cosecha A ti que te pedimos. Dánoslo todo ¡Se propicia! ¡Se propicia! |
Leonardo Boff, teólogo de la liberación, señala que: “Conociendo un poco las diferentes culturas
indígenas, identificamos en ellas una profunda capacidad de observación de la
naturaleza con sus fuerzas y de la vida con sus vicisitudes. Su sabiduría se
fue tejiendo en sintonía fina con el universo y con la escucha atenta de la
Tierra. Saben mucho mejor que nosotros casar cielo y tierra, integrar vida y
muerte, compatibilizar trabajo y diversión, confraternizar ser humano con
naturaleza”.
En concordancia con el pensamiento
indígena–originario acerca de la naturaleza (que todas las cosas tienen su ajayu) y sus actitudes de respeto y
agradecimiento a la Pachamama considerada como su madre, el teólogo referido
plantea que: “La Tierra es la Madre del
indio. Está viva y por eso produce todo tipo de seres vivos. Debe ser tratada
con la reverencia y el respeto que se da a las madres. Nunca abaten animales,
peces o árboles por puro gusto, sino para atender a las necesidades humanas, y
aun así, cuando se derriban árboles o se realiza alguna caza o pesca mayor,
organizan ritos de disculpa para nunca violar la alianza de amistad entre todos
los seres”.
Esta concepción de las cosas, manifestada a través
de la relación con la Pachamama, podría representar un paradigma de desarrollo
alternativo al modelo extractivista que impera en la actualidad. Es un tema que
está implícitamente contenido en la Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia: “Promover y garantizar el
aprovechamiento responsable y planificado de los recursos naturales, e impulsar
su industrialización, a través del desarrollo y del fortalecimiento de la base
productiva en sus diferentes dimensiones y niveles, así como la conservación
del medio ambiente, para el bienestar de las generaciones actuales y futuras”
(CPE Art. 9 i. 6).Enunciado que,
lógicamente, requiere de una profunda mirada hacia el pensamiento y
comportamiento de los pueblos indígena-originarios, pero más allá de un mero
discurso esencialista y nostálgico, sino como un evidente modelo alternativo de
vida.
El teólogo Boff, reconoce que: “esta relación sinfónica con la comunidad de
vida es imprescindible para garantizar el futuro común de nuestra propia vida y
de la vida de la especie humana.”
Esa es la riqueza y el aporte que los indígenas de
todo el mundo, de América Latina y, en nuestro contexto, de los pueblos
aymaras, quechuas yurus: la vida en armonía con la Pachamama o Madre Tierra. Los
rituales de agosto son, pues, una manifestación de la permanentemente
renovación del compromiso con la naturaleza, la comunidad, la sociedad y toda
la humanidad en su conjunto.
Julián Arias Carballo
PROGRAMA
DIVERSIDAD - CEPA
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