El Centro de Ecología y Pueblos Andinos, a solicitud y en coordinación con la Agencia Internacional de Noticias Thomson Reuters organiza una inspección al lago Poopó el día 11 de Diciembre, con el objetivo de lograr alguna incidencia en la reunión de la XXI Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Facilitándose la participación de periodistas del periódico La Patria que se habían abocado de pleno en la investigación sobre la situación del lago a denuncia de la Autoridad Originaria del Ayllu Pumasara don Valerio Rojas.
Durante la visita realizada al sector de Untavi y la Isla de Panza, se ha evidenciado la ausencia de aves acuáticas, la migración de varias tropas de vicuñas y del zorro hacia el sud, a sectores donde aún queda un poco de agua. En tanto y como siempre, la población de las comunidades, los pescadores no sólo de Untavi sino también las poblaciones Uru, de Puñaca Tinta María, Vilañique y Llapallapani se encuentran fuera, buscándose la vida en trabajos que no les permiten movilizarse orgánicamente.
Si bien es cierto que ésta es la realidad del altiplano orureño caracterizada como una región semidesértica, no es menos cierto que la actual situación del lago se empeora por el cambio climático, el calentamiento global y el fenómeno de El Niño, lo que incide en el ciclo de crecimiento y decrecimiento del volumen del agua. Si consideramos que el grado de evaporación es más de cuatro veces a la precipitación pluvial (MARIN, QUINTANILLA; 2002) podemos imaginar que la reducción del espejo de agua, no será igual a la registrada entre los años 1939 – 1943 cuando la población podía recoger caracoles –especie ahora extinta-. En consecuencia, deberemos prever la desaparición de ciertas especies biológicas y prevenir la desaparición de la cultura Uru ligada intrínsecamente al sistema lacustre.
La migración y la doble residencia han sido y es una característica de la ocupación del espacio por las comunidades, en el altiplano central. Sin embargo, somos testigos de lo que el “Acuerdo de Paris” sobre el Cambio Climático en su acápite sobre pérdidas y daños, llama “refugiados climáticos” mismos que se identifican sobre todo, entre las poblaciones indígenas originarias en situación de alta vulnerabilidad, como son los pueblos Uru.
En las últimas décadas se han realizado un sinfín de investigaciones sobre el fenómeno de El Niño que se da en la costa del Pacífico y cuyas consecuencias se reflejan también dentro del continente, particularmente en el llamado sistema TDPS Titicaca, Desaguadero, Poopó y Salares. Una de las formas de prevención fue la creación de la ALT que debería regular y proteger todo el sistema, sin embargo tal intervención binacional ha optado por “salvar” el lago Titicaca y, a través de la “regulación” ha disminuido los caudales de agua en el río Desaguadero a lo que se suma la sedimentación. Desde las comunidades de Oruro han sido múltiples los llamados a dragar el río Desaguadero especialmente en el brazo izquierdo, para garantizar la presencia de agua y evitar la salinización progresiva que significó seguramente la muerte de las especies piscícolas. A ello se suman el incremento en las actividades de riego a lo largo del río, tanto en el departamento de La Paz como en el de Oruro y ni hablar de la contaminación urbana y minera.
Ni la declaratoria de sitio RAMSAR (1975) que reconocía a los lagos Poopó y Uru Uru como humedales de importancia internacional, como hábitat de aves acuáticas y otras especies endémicas. Ni la ley nacional Nº 2097 (2000) que declaraba al lago Poopó como patrimonio nacional y reserva ecológica; ni la puesta en marcha del Programa Cuenca Poopó (2010-2015) cuyo accionar se circunscribió a la subcuenca Huanuni; ni la Ley departamental Nº 079 (2014) que declaraba emergencia departamental y zona de desastre al Lago Poopó y a las diferentes comunidades afectadas por la muerte masiva de peces y aves acuáticas. Ni la realización de dos Cumbres en defensa de la vida en el lago (2014 -2015); lograron que las autoridades competentes nacionales, departamentales, ni municipales, planteasen soluciones viables a las comunidades circunlacustres.
¿Ahora que nos preguntamos dónde se fue el lago? Debemos preguntamos ¿dónde se fue la gente? Y ¿qué hacemos en el marco del Estado Plurinacional para resolver su situación de expulsados y refugiados climático – ambientales? Además de proyectos a largo plazo, la población requiere respuestas acorde a su realidad, el viabilizar el acceso a empleos y tierra en el caso de las poblaciones Uru son una prioridad.
Ruth Carol Rocha Grimoldi
CEPA - Unidad de Culturas
Durante la visita realizada al sector de Untavi y la Isla de Panza, se ha evidenciado la ausencia de aves acuáticas, la migración de varias tropas de vicuñas y del zorro hacia el sud, a sectores donde aún queda un poco de agua. En tanto y como siempre, la población de las comunidades, los pescadores no sólo de Untavi sino también las poblaciones Uru, de Puñaca Tinta María, Vilañique y Llapallapani se encuentran fuera, buscándose la vida en trabajos que no les permiten movilizarse orgánicamente.
Si bien es cierto que ésta es la realidad del altiplano orureño caracterizada como una región semidesértica, no es menos cierto que la actual situación del lago se empeora por el cambio climático, el calentamiento global y el fenómeno de El Niño, lo que incide en el ciclo de crecimiento y decrecimiento del volumen del agua. Si consideramos que el grado de evaporación es más de cuatro veces a la precipitación pluvial (MARIN, QUINTANILLA; 2002) podemos imaginar que la reducción del espejo de agua, no será igual a la registrada entre los años 1939 – 1943 cuando la población podía recoger caracoles –especie ahora extinta-. En consecuencia, deberemos prever la desaparición de ciertas especies biológicas y prevenir la desaparición de la cultura Uru ligada intrínsecamente al sistema lacustre.
La migración y la doble residencia han sido y es una característica de la ocupación del espacio por las comunidades, en el altiplano central. Sin embargo, somos testigos de lo que el “Acuerdo de Paris” sobre el Cambio Climático en su acápite sobre pérdidas y daños, llama “refugiados climáticos” mismos que se identifican sobre todo, entre las poblaciones indígenas originarias en situación de alta vulnerabilidad, como son los pueblos Uru.
En las últimas décadas se han realizado un sinfín de investigaciones sobre el fenómeno de El Niño que se da en la costa del Pacífico y cuyas consecuencias se reflejan también dentro del continente, particularmente en el llamado sistema TDPS Titicaca, Desaguadero, Poopó y Salares. Una de las formas de prevención fue la creación de la ALT que debería regular y proteger todo el sistema, sin embargo tal intervención binacional ha optado por “salvar” el lago Titicaca y, a través de la “regulación” ha disminuido los caudales de agua en el río Desaguadero a lo que se suma la sedimentación. Desde las comunidades de Oruro han sido múltiples los llamados a dragar el río Desaguadero especialmente en el brazo izquierdo, para garantizar la presencia de agua y evitar la salinización progresiva que significó seguramente la muerte de las especies piscícolas. A ello se suman el incremento en las actividades de riego a lo largo del río, tanto en el departamento de La Paz como en el de Oruro y ni hablar de la contaminación urbana y minera.
Ni la declaratoria de sitio RAMSAR (1975) que reconocía a los lagos Poopó y Uru Uru como humedales de importancia internacional, como hábitat de aves acuáticas y otras especies endémicas. Ni la ley nacional Nº 2097 (2000) que declaraba al lago Poopó como patrimonio nacional y reserva ecológica; ni la puesta en marcha del Programa Cuenca Poopó (2010-2015) cuyo accionar se circunscribió a la subcuenca Huanuni; ni la Ley departamental Nº 079 (2014) que declaraba emergencia departamental y zona de desastre al Lago Poopó y a las diferentes comunidades afectadas por la muerte masiva de peces y aves acuáticas. Ni la realización de dos Cumbres en defensa de la vida en el lago (2014 -2015); lograron que las autoridades competentes nacionales, departamentales, ni municipales, planteasen soluciones viables a las comunidades circunlacustres.
¿Ahora que nos preguntamos dónde se fue el lago? Debemos preguntamos ¿dónde se fue la gente? Y ¿qué hacemos en el marco del Estado Plurinacional para resolver su situación de expulsados y refugiados climático – ambientales? Además de proyectos a largo plazo, la población requiere respuestas acorde a su realidad, el viabilizar el acceso a empleos y tierra en el caso de las poblaciones Uru son una prioridad.
Ruth Carol Rocha Grimoldi
CEPA - Unidad de Culturas
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