Uno de los paisajes naturales que se asienta en el territorio del departamento de Oruro, es el lago Poopó junto al lago Uru Uru. En sus aguas se encuentra una biodiversidad de especies de peces y aves tanto nativas e introducidas, cuya producción se constituye en el sustento económico familiar y comunal de las poblaciones pesqueras asentadas en las orillas de estos lagos. Además de que estos lagos forman parte de una cadena natural que permite un equilibrio ecológico en la región del altiplano orureño y boliviano, por la existencia de una diversidad de fauna y flora andina.
Hace treinta días atrás, hombres y mujeres de la comunidad de Untavi, del Municipio de Toledo, se encontraron con una gran cantidad de peces y aves muertas, en el momento en que ingresaban a realizar la faena de pesca cotidiana. Así nos cuenta el comunario Abraham Fulguera de la comunidad de Untavi y socio de una de las cinco cooperativas pesqueras que existen en la zona, quién expresó su preocupación por este suceso. Manifiesta que la pesca es la actividad que permite el sustento de vida familiar y comunal a través de la comercialización en mercados urbanos y ferias rurales. Dice que la muerte de los peces y aves, influirá notablemente en el ingreso económico familiar, por lo tanto, provocará el deterioro de la calidad de vida tanto de las familias como de la comunidad, porque deberán esperarán 4 a 5 años para que pueda repoblarse de peces el lago Poopó.
La preocupación va más allá de la estabilidad económica, cuando menciona que desde hace más o menos treinta años atrás, se ha percibido que las aguas del lago Poopó están perdiendo su estado natural por la presencia de elementos contaminantes, los comunarios no lo afirmar con contundencia, porque no tienen acceso a las condiciones de comprobación técnica para sostener los grados de contaminación. Los múltiples estudios de análisis realizados por instituciones privadas y públicas no han logrado constituirse en instrumentos de respuesta técnica, ecológica, social y cultural ante el deterioro del entorno natural del lago para generar políticas públicas locales y departamentales, dirigidas a la conservación y preservación de los recursos hídricos del departamento de Oruro.
Al mismo tiempo, según don Abraham Fulguera, el paisaje natural que configura el lago Poopó, en el altiplano orureño, va perdiendo las características originales en su entorno. Es el caso de la Isla de Pansa que desde tiempos pre coloniales ha sido considerada un sitio sagrado, además de que se constituye en el lugar donde realizan la actividad ganadera por presentar vegetación apta para el forraje. Sin embargo, debido a la notable disminución del agua del lago Poopó, estas actividades comunales, tanto las prácticas rituales como las prácticas de traslado del ganado que lo hacían comunalmente, se van deteriorando o paulatinamente desapareciendo, lo que influye, en la normal reproducción familiar y social de las poblaciones pesqueras.
Finalmente, se refiere a las carencias de atención de las autoridades competentes tanto municipales, departamentales y nacionales. Menciona que el suceso de la muerte de aves y peces en el lago, recién ha despertado el interés de aquéllas, porque fueron varias instituciones a sacar muestras de agua y a percatarse de este desastre ecológico. Sin embargo, con tono de desesperación y con bastante preocupación y escepticismo, dice que la compensación a esta pérdida de peces y aves, no será con la realización de reuniones tras reuniones con las autoridades: “… las reuniones no van a tener soluciones inmediatas al sector pesquero, porque va haber algún paliativo, tal vez, con vituallas…pero…no va haber fuentes de trabajo, porque era de lo que vivíamos...con pesca. Como no hay pescado, nos hemos quedado sin trabajo, ahora que está llegando fiestas navideñas cómo vamos a comprar para nuestros hijos…en esta parte, tal vez alguna organización nos puede cooperar con regalos navideños…, siempre nosotros de aquí sacamos trabajando, ahora no tenemos eso (…) De hoy para adelante, no sé cómo trabajaríamos. Yo quisiera rogar a las autoridades de la gobernación, a nivel nacional que en algo nos cooperen en nuestra demanda, porque estamos sin fuente de trabajo…tal vez con proyectos pero grandes…seguro nos van a traer alimentos, eso no soluciona…”.
Los comunarios afectados tienen una visión más allá de lo inmediato: que las acciones de quienes corresponde resolver estos desastres ecológicos, no se queden en una mirada ni solución técnica, sino que miren y perciban que las voces de quienes quedaron sin la fuente de sustento de vida, son pueblos que dialogan con las aguas del lago, con la tierra de cultivo, e inclusive que escuchan a los animales (al kharachi, a la taraca, al suri, a la vicuña), por lo tanto es el momento de repensar en una nueva actitud que sea más integral, holística y de solidaridad con los pueblos lacustres que perviven en la historia.
Ruth Vilches
Unidad de Justicia Socio Ambiental – CEPA
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